IM MEMORIAM

La mañana del 20 de marzo del 2004 iba con mi coche al trabajo y algo raro pasaba en la ciudad, por una lado se escuchaban sirenas, por otro lado Madrid estaba vacío, mudo, se había paralizado la vida… A los pocos segundos de pisar la calle e ir hacia mi coche, noté que algo estaba sucediendo, se respiraba en el aire, olía a sangre, a pólvora, se podía sentir el dolor. Cuando escuché por la radio lo que había pasado no podía imaginar la magnitud, la tragedia que estaba sucediendo muy cerca de mí. Sentí rabia, indignación, se me pasaron muchas cosas por la cabeza -amigas, conocidos, compañeros de trabajo, gente corriente que iba al trabajo-, no podía dejar de pensar y de preguntarme: ¿Cómo puede causar tanto dolor la firma de un acuerdo político -una foto la de Terceira, testigo de la historia cruel del mundo- rechazado por millones de ciudadanos en el mundo?¿Por qué no se escucha a la población? Las malas decisiones tuvieron consecuencias nefastas, excepto para ellos, que ahí siguen con su acomodada vida, sin preocupaciones… mientras las víctimas siguen sin superar el dolor.

«El bosque del recuerdo»

Rutina rota de gente anónima
la sinrazón del terror de inhumanos,
que actúan en nombre de la fe,
causando atentados en estaciones ferroviarias
.

Ciento noventa y dos vidas seccionadas,
ciento noventa y dos historias incompletas,
ciento noventa y dos almas para el recuerdo de sus familias.
En silencio, todos en el bosque del recuerdo.

La gente anónima nos debemos proteger
de los protectores del mundo,
que globalizan el odio según sus intereses,
nos roban nuestra rutina de difícil tranquilidad.

Al pasar el tiempo y volver al once de Marzo,
volver a ir a la estación del tren del horror,
nos damos cuenta de que falta el señor,
que se sentaba a nuestro lado con un libro.

Un libro inacabado, historias incompletas.
Ciento noventa y dos compañeros de viaje
desaparecidos dejando asientos vacíos.
En silencio, todos en el bosque del recuerdo.

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